Fe y Devoción
El corazón de nuestra danza: la adoración profunda al Niño Jesús.
Oración al Niño Jesús
Bendito Niño Jesús,
vengo a ti, para adorarte,
porque has nacido para salvarme.
Te traigo mis penas y mis alegrías;
mis frustraciones y mis esperanzas,
y en esta danza te entrego
mi corazón y mi esfuerzo,
como muestra de mi amor por ti
Niño Bendito.
Me inclino ante tu imagen y te suplico
que protejas y bendigas a mi Familia,
a nuestros trabajos y nuestros anhelos,
pero sobre todo no permitas
que me aleje de ti.
AMÉN
Imagen del Niño Jesús

El Centro de la Fiesta
Más allá del color y la danza, todo gira en torno al Niño Jesús. Los Negritos no bailan para el público, bailan para Él, como una ofrenda de adoración y gratitud por la libertad concedida.
La Adoración
Es el momento cumbre. La música se detiene o se torna solemne. Los caporales y la cuadrilla se arrodillan, se quitan los sombreros y, con profunda humildad, veneran la imagen sagrada en el templo o en la casa de los mayordomos.
"Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad."
La devoción de los Negritos al Niño Jesús se expresa en el compromiso que asumen los mayordomos cuando se encargan de realizar la festividad y también la devoción de los danzantes de Negritos quienes se sacrifican en muchas cosas para poder cumplir con el Niño.
Además de realizar gastos en la elaboración de sus trajes de danzantes, también sacrifican tiempo y ocupaciones del día a día, pero lo hacen de buena voluntad porque ellos saben que todo lo que den al Niño lo recibirán multiplicado en bendiciones.
Ese es el cariño que tienen los pobladores de la ciudad de Huánuco por el Niño Manuelito y la razón por la cual esta festividad es única en el mundo y ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
— Padre Oswaldo Rodríguez Martínez